
Ayer se graduó de la escuela infantil Pelayo y fue un día muy emocionante, no hace falta decir que estuve toda la ceremonia llorando como una tonta pero es que mi pequeñajo se graduaba y de repente me parece tan mayor, estaba guapísimo con su birrete y su banda y tan formalito recogiendo su diploma.
La ceremonia fue muy emotiva porque nos pusieron fotos desde que empezaron y los niños leyeron un poco con su recién estrenada habilidad.
Lo cierto es que llevamos una semana de no parar, la función de Pelayo, la de Olivia, la celebración de su cumple en el cole, los regalos de los profes, hacer birretes, estoy agotada y eso que todavía falta un poco, pero merecerá la pena porque luego llegan las vacaciones en familia y el relax.
Este fin de curso esta siendo muy intenso y un poco triste porque la profesora de Pelayo, Caro, no seguirá el año que viene en el centro y es una verdadera pena porque es una persona maravillosa y una gran profesora. Ya sabéis tod@s lo "nerviosa" que soy para mis hijos y ella desde el principio ha sabido entenderme y hacerme todo muy fácil y tanto Pelayo como Olivia le tienen un cariño muy especial y la adoran.
La vamos a echar mucho de menos y es una pena que el colegio pierda una profesora tan capacitada.
Como veis no voy a poder soltar el pañuelo hasta que no acabemos.
En la entrada de hoy os quería enseñar los cupcakes de Red Velvet que prepare para su graduación y las primeras galletas que hice para regalárselas a los niños de la clase de Pelayo, finalmente les acabe haciendo los ojitos del color de cada uno, la boca roja y les cambie el tono de piel que me parecía un poco feo y gracias a Mónica Iglesias de Atelier Sucreme conseguí un bonito color mezclando ivory y rosa. Los niños estaban encantados y las devoraron.
Ahora ya solo me queda terminar el curso y poder organizar las maletas pero antes espero poder poneros una receta de un yogur maravilloso de tarta de limón.
Feliz semana y animo a todos los papas y los niños.
